La librería La Dama Culta acogió la presentación de la novela del periodista y especialista en narrativa norteamericana José Iglesias Blandón, quien estuvo acompañado para tal fin de los onubenses Daniel Blanco Parra y José Miguel Torres, que le ayudaron a desentrañar, con la profundidad poética propia del narrador el primero y con permanente vis cómica el segundo, los difíciles misterios de una novela que trata «de deconstruir la condición humana jugando con los resortes de la memoria y el binomio entre realidad y ficción», destacó el autor sobre el que es su segundo libro, publicado en la editorial Samarcanda.
Este autor ganó el III Concurso de Cuentos «Alberto Fernández Ballesteros» y editó su primer volumen de relatos Uno de estos días en 2013. Ha trabajado para los grupos Vocento, Diariocrítico o Planeta, así como ha participado en antologías literarias, revistas artísticas o exposiciones multidisciplinares. Tras presentar su obra en su Sevilla natal y Córdoba Iglesias quiso recalar en el nuevo templo que el escritor onubense antes que librero, Manuel Jesús Soriano, abrió hace apenas unos meses en la calle Cardenal Cisneros de la capital, perfecto ágora para acoger esta obra de corte realista pero con ciertos elementos de cultura pop.
Cenzontle alude al nombre con el que se llama en dialecto mexicano náhualt a un ave capaz de emitir 400 diferentes sonidos «demostrando su tremenda capacidad de adaptación», según explicó el autor al justificar tan sorprendente título, pues le encajaba a la perfección con lo que deseaba que expresara su protagonista, una andaluza que vive en Iowa (EEUU) y a la que la vida va asestando duros golpes en una serie interrumpida de 10 capítulos que pueden ser leídos de forma ordenada, arrancando desde la actualidad hacia el pasado, o de forma aleatoria sin que esto afecte al contenido o destripe el desenlace. Una estructura aparentemente compleja que recuerda en parte a la famosa Rayuela de Julio Cortázar «o al arranque de la propia Crónica de una muerte anunciada de Gabriel García Márquez, que comienza por el final», recordaba su autor, que para su compañero de armas literarias, el premiado moguereño Daniel Blanco «es el autor más valiente de su generación y me declaro fascinado por su forma de escribir», en referencia tanto al estilo elegido como a la profundidad de lo que se aborda: La muerte, la enfermedad, el sexo, el amor, el desarraigo…
Una lección de vida e ironía
Pero Cenzontle «no es una novela derrotista», subrayó Blanco antes de recitar uno de sus párrafos preferidos. Aunque se presente a personajes a los que la vida vapulee, «ellos soportan y aguantan estoicamente ante la propia crudeza de una voz narradora que no tiene respeto por nadie». Por ello podría clasificarse sobre todo como «una novela de resistencia, que además no pretende dejar las cosas cerradas, sino mantener al lector activo, que al terminarla siga preguntándose cosas y construyendo sus propias respuestas», señaló Iglesias.
El actor onubense, José Miguel Torres, como experto en la materia, coincidía en destacar la «gran ironía, cercana al humor negro, que rodea todo lo que se cuenta, porque lo cierto es que la vida es bastante de esa forma, donde tenemos que reírnos un poco de todo por trágico que pueda parecer». Y es un efecto buscado pues el autor es un gran admirador de ese tono literario ácido del que es gran exponente la estadounidense Lorrie Moore, quien usa esos contrastes entre el drama y la ironía, quizás como válvula de escape.
Porque el humor nos puede ayudar a salir hacia adelante y la obra «lucha también contra los prejuicios que se tienen frente a los trastornos psicológicos severos, pues da la sensación de que las personas no sabemos aceptarlos como sí aceptamos a quien se rompe un brazo o tiene cualquier otro problema de salud», aclaró el autor al referirse a su protagonista Abril, una chica que sufre esquizofrenia y por eso mismo merece el mayor de los respetos.
Iglesias tardó casi dos años en concluir la novela y lo que empezó «como un juego metaliterario, acabó tratando los temas fundamentales que la propia protagonista iba demandando». El hecho de que la historia se desarrolle en medio de los Estados Unidos tiene relación tanto con su propia familia, algunos de los cuales residen en Norteamérica, como con su propia especialización literaria, si bien admite que no pasa de ser «parte del atrezo, pues lo que siempre me ha importado en general de cualquier obra, y especialmente de la buena literatura, es que hable de la condición humana».